Sunday, February 14, 2016

Mirabilia Americana por Miguel Cabrera

Nuestra visión de las cosas pasadas tiende a ser limitada a dos dimensiones, y en ocasiones caimos en el error de pensar que la forma de cómo son las cosas siempre fueron así en el pasado.

El 12 de diciembre de 1531, Juan Diego tuvo el última de una serie de revelaciones por parte de la Virgen, y después de su última aparición, permitió la famosa milagro por el cual Juan Diego abrió su sarape lleno de rosas, en presencia de Zumarraga , el primer obispo de México, y la imagen de la Virgen se reprodujo en la ropa de Juan Diego. ¿Cómo se reproduce? Ese enigma ha desconcertado a los eruditos, los santos, los peregrinos y escépticos por igual por cerca de 500 años.

Mi suposición era que dentro de unos meses, este milagro se había dado a conocer a la Iglesia Católica, y rápidamente se convirtió en el día de fiesta que se celebra cada año en México. ¡No cierto!

Las cosas caminan siempre de forma lenta dentro de la Iglesia Católica. La aceptación del milagro de Roma vendría casi 250 años más tarde, y Miguel Cabrera tuvo un papel importante en el proceso. Miguel Cabrera escribió este ensayo, Mirabilia Americana, encargado, por una parte por los jesuitas y por la otra por José Rubio y Salinas,  el Arzobispo de México, junto con una grupo de pintores mexicanos contemporaneos  para ofrecer una opinión tecnica sobre el origen y la naturaleza del ayate de la Virgen de Guadalupe. 

Miguel Cabrera se maravilló al describir un objeto, posiblemente pintado, que aparentemente, no utiliza una sola técnica de pintura, en el caso de que fuera pintado, sino varias, pintura al óleo, en ciertas áreas, tempura en otras. Sus estudios concluyen que la tela es un cierto tipo de palma, pero mientras que por lo general esta palma hace que una tela que es gruesa en su superficie, en este caso, la superficie es lisa. Aspecto final del análisis de Miguel  es la forma en que el oro está incrustada en la tela, de un modo totalmente único.

Otro detalle que causó asombro a Miguel Cabrera y a su equipo de técnicos, es que jamás se había visto un grado tan perfecto en la proporción de los distinctos miembros del cuerpo humano antes de las obras de Albert Durer,  como en el ayate de la Virgen de Guadalupe.

La opinión de Miguel Cabrera y la obra de la Mirabilia no fueron en balde, ya que a consecuencia, el Papa Benedicto XIV repitió el verso del Salmo 147 que desde entonces se aplica al milagro de Guadalupe: "Non fecit taliter omni nationi..", es decir,  en ninguna otra parte del mundo, ha hecho la Virgen una aparición semejante. A continuación,  Benedicto XIV publicó la Bula, que estableció el Patronato de la Virgen de Guadalupe sobre toda la Nueva España, y  la fiesta de la Virgen de Guadalupe para el 12 de diciembre.

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